Oberto, Conde de San Bonifacio |
En 1839 Giuseppe Verdi (Roncole 1813 - Milán 1901) contaba 26 años y no sospechaba que sería el más grande compositor de ópera italiano del siglo XIX, rompiendo los moldes del "Bel Canto" y convirtiendo al "Drama" en el epicentro de todas las energías operísticas. Oberto, Conde de San Bonifacio fue la primera ópera compuesta por Verdi y el libreto estaba basado en el drama "Rocester" de Antonio Piazza. La soprano y futura esposa del compositor, Giuseppina Strepponi, y Pietro Massini, director del Teatro Ducal de Parma, apoyaron al joven Verdi ante Bartolomeo Merelli, empresario del Teatro alla Scala, para que representara Oberto. Merelli, después de algunos titubeos, aceptó, no sin objetar que la música era buena aunque no así el libreto, por lo que recomendó los servicios del poeta Temistocle Solera para modificarlo. El estreno tuvo lugar el 17 de noviembre de 1839 en el Teatro alla Scala de Milán y aunque no alcanzó un gran éxito, se mantuvo en cartel alcanzando las 14 representaciones, siendo sus protagonistas el bajo Marini y la soprano inglesa Mary Shaw. |
Personajes
OBERTO
LEONORA RICARDO CUNIZA IMELDA |
Conde
de San Bonifacio
Hija de Oberto Conde de Salinguerra Prometida de Ricardo Confidente de Cuniza |
Barítono
Soprano Tenor Mezzosoprano Mezzosoprano |
La acción se desarrolla en Bassano, castillo de Ezzelino, en el año 1228
ATTO PRIMO Scena Prima (Deliziosa campagna. Alla sinistra, in poca lontananza, scorgessi Bassano) (Cavalieri, dame, vassalli, vengono ad incontrare il Conte di Salinguerra) CORO: Di vermiglia, amabil luce appar tremula sull'onda una stella che ne adduce, vinte l'ombre, un lieto dì. Par che ogn'astro a lei d'avante fugga e timido s'asconda: è la stella che il sembiante d'Amatunzia in ciel vestì. Vieni, Riccardo! Guidati propizio genio a noi; in questo suolo il gaudio spargere ancor tu puoi; scorran di guerra i turbini per l'itale città, al fortunato talamo la pace arriderà. RICCARDO: Son fra voi! Già sorto è il giorno che affretta‚ i desir miei: questi plausi a me d'intorno, questi voti io devo a lei, a lei sola che m'invita alle gioie dell'amor. CORO: Oh felici! omai compita è la speme d'ogni cor. RICCARDO: Già parmi udire il fremito degl'invidi nemici! Le balde lor cervici Prostrate al suol vedrò. Oh! Chi vi salva al turbine dei Salinguerra offesi? Ad Ezzelino ascesi, gli stolti abbatterò. CORO: Vieni fra lieti plausi ove t'attende amor, vedrai più bello fulgere degli avi lo splendor. (S´ avviano al castello di Bassano). Scena Seconda (Leonora, da opposta strada) LEONORA: Ah, sgombro è il loco alfin! L'insana gioia all'aborrite torri porta la turba de' vassalli, e intanto almen qui tace delle nozze il canto!... Nozze?... Con altra donna? Inaspettata io pur sarovvi!... anch'io reco a quell'ara il giuramento mio. Oh padre! Di qual duolo cagion ti fia quest'infelice, quando lunge dal patrio suolo di te indegna l'udrai? Ma vendicato sarà l'oltraggio, e questo è il giorno in cui la mia vendetta appresto. Sotto il paterno tetto un angiol m'apparia radiante nell'aspetto d'amore e di beltà. Di speme a me nudria il core innamorato… Ah! Mi tradì l'ingrato, tolto ogni gioia ei m'ha. Oh, potessi nel mio core soffocar l'immenso amore! D'innocenza al primo giorno, oh, potessi ritornar! Io sognavo allor Cherùbi su dorate e bianche nubi; ora i triboli e lo scorno, ora il pianto e il sospirar. (Si allontana verso l'abitato) Scena Terza (Oberto) OBERTO: Oh patria terra, alfin io ti rivedo, terra sì cara e desiata! Ognora in sul lido ospital, che m'accogliea, sempre di te la mente si pascea! Triste cagion mi scorge, patria diletta, a te…Di nuovo pianto vengo a bagnarti, o dolce suol natio, poi dovrò dirti un'altra volta addio! Se lo scritto fatal della sorella non mi tragge in inganno, dovrebbe esser qui giunta. Ahi lasso! E dove trovar ti debbo, o figlia ingrata! io fremo… Forse al padre segnasti il giorno estremo! Scena Quarta (Leonora, Oberto) LEONORA: Al cader della notte denno le nozze incominciar! Ben sia! In fosca luce avvolta, potrò meglio al castello recarmi inosservata…Oh ciel!…chi vedo!.. OBERTO: Qual voce!…è dessa! LEONORA: Tu!... padre! OBERTO: Son io! LEONORA: In qual luogo il rivedo, eterno Iddio! OBERTO: Guardami! Sul mio ciglio vedi del duol le impronte! Nell'impudica fronte sculto il terror ti sta! Non ti bastò il periglio d'un padre sventurato… L'onore hai tu macchiato di sua cadente età. LEONORA: Padre! Mi strazii l'anima… Quel guardo mi spaventa! O vendicata, o spenta la figlia tua sarà. A una tradita e misera dona un amplesso, o padre… Ten prega in ciel la madre, gioia nel ciel ne avrà. OBERTO: La madre tua? LEONORA: Dal cielo vede il mio pianto e gemme! OBERTO: Vede il tuo fallo e freme… Taci, ti scosta, va! LEONORA: Del tuo favor soccorrimi, ciel, che agli afflitti (oppressi) arridi! Or che a me presso il guidi, salvami il genitor! OBERTO: Del braccio tuo soccorrimi, ciel, che agli oppressi arridi! Io venni a questi lidi vindice dell'onor! Odi! In quell'alte torri il seduttor si cela… Ivi il delitto svela; lavi l'infamia, o mora… Ti fia concesso allora del padre tuo l'amor. LEONORA: Sì! Fra quell'alte torri la voce mia risuoni! Piombi sull'ara e tuoni spavento allo spergiuro… Rimeritarmi io giuro del padre mio l'amor. OBERTO: Un amplesso ricevi, o pentita; ti fia pegno al perdono promesso. Ma se infamia anteponi alla vita, fia l'estremo che ottieni da me! LEONORA: Affidata del padre all'amplesso di me stessa mi sento maggiore; se l'infamia antepongo all'onore, fia l'estremo che ottengo da te. (Partono verso Bassano) |
ACTO PRIMERO Escena Primera (Deliciosa campiña. A la derecha puede verse el pueblo de Bassano no muy lejos). (Caballeros, doncellas y vasallos, que han llegado a ver al Conde de Salinguerra. CORO: Una hermosa luz bermeja se levanta trémula sobre las aguas, una estrella anuncia que ha vencido a las sombras y trae un alegre día. Todas las estrellas parecen flotar frente a él y tímidamente esconderse. Es la estrella que con el semblante de Venus embellece al cielo. ¡Venid, Ricardo! Sed nuestro ángel protector, y así podréis esparcir la felicidad en esta tierra. Corren vientos de guerra por todas los pueblos de Italia, pero la sonrisa de la paz reinará con esta feliz unión. RICARDO: ¡Heme aquí entre vosotros! Es el día en que se cumplen mis deseos. Vuestras felicitaciones hacia mí y estos votos, se los debo a ella, sólo a ella que me invita a la dicha del amor. CORO: ¡Oh, qué felicidad! Ahora nuestros corazones se llenan de esperanza. RICARDO: ¡Ya me parece oír los gritos de envidia de mis enemigos! Veré postradas ante mí sus soberbias cabezas. ¡Oh! ¿Quién podrá salvaros contra el furor de los ofendidos por Salinguerra? Me he unido a Ezzelino y derrotaré a los infames. CORO: Recibid nuestras calurosas felicitaciones y regresad a donde os espera el amor, veréis que el resplandor de vuestro linaje brillará más que nunca. (Se dirigen al castillo de Bassano). Escena Segunda (entra Leonor por el lado contrario). LEONOR: ¡Ah, por fin está solitario este lugar! La insana alegría lleva a la multitud a las odiadas torres, aquí al menos, callan los cantos de la boda... ¿Boda?... ¿Con otra mujer? ¡Seguramente no esperan mi llegada!... También yo le llevaré mi juramento al altar. ¡Oh padre! Qué dolor os causará esta infeliz cuando, lejos de la patria, escuchéis que no es digna de vos. Pero será vengado el ultraje y éste es el día en que tomaré venganza. Bajo el techo paterno un ángel se me apareció, de aspecto radiante de amor y belleza. De esperanza me invadió el corazón enamorado. ¡Ah! Me traicionó el ingrato y me robó toda la alegría que en mí había. ¡Oh, si pudiese sofocar de mi corazón este inmenso amor! ¡Oh, si pudiese recobrar la inocencia del primer día! Yo soñaba con querubines de alas doradas entre blancas nubes... ahora sólo la miseria y el escarnio, sólo llantos y suspiros. (Se aleja y desaparece). Escena Tercera (entra Oberto) OBERTO: ¡Oh suelo patrio, al fin te vuelvo a ver! ¡Tierra querida y deseada! ¡Aún en las hospitalarias tierras que me han acogido, siempre mi mente pensaba en ti! Una triste razón me invade, patria amada... ¡Nuevo llanto vengo a derramar, oh dulce suelo natal, para decirte adiós una vez más! Si la carta fatal de mi hermana no me engaña, mi hija debe estar aquí. ¿Dónde podré encontrarte hija ingrata? Tiemblo... ¿Quizá haya le llegado al padre su último día? Escena Cuarta (Leonor, Oberto) LEONOR: ¡Al caer la noche comenzará la boda! ¡Muy bien! En el crepúsculo me será más fácil entrar secretamente al castillo... ¡Oh cielos! ¡Qué es lo que veo! OBERTO: Esa voz... ¡Es ella! LEONOR: Vos... ¿padre? OBERTO: ¡Soy yo! LEONOR: ¡En qué lugar os vuelvo a ver, Dios mío! OBERTO: ¡Sobre mi frente ve las marcas del dolor! ¡En tu impúdico rostro veo grabado el terror! ¿No te bastó el peligro que pasó un padre desventurado? Has manchado el honor de su avanzada edad. LEONOR: ¡Padre! Me desgarráis el alma... ¡Vuestra mirada me horroriza! Vuestra hija debe ser vengada o morirá. ¡Dadle un abrazo a una joven traicionada y miserable, oh padre!... Mi madre os lo implora en el cielo, y dicha tendréis en el cielo por ella. OBERTO: ¿Tu madre? LEONOR: ¡Desde el cielo mira mi llanto y se lamenta! OBERTO: ¡Ella ve tu pecado y se estremece! ¡Calla y esconde el rostro! ¡Vete! LEONOR: Dios, tú que consuelas a los afligidos (dolientes), ¡dadme tu gracia! Ahora que nos has reunido, ¡salva a mi padre! OBERTO: Dios, tú que consuelas a los oprimidos, ¡ayúdame! ¡He venido a estas tierras para vengar mi honor! ¡Escucha! ¡En aquellas altas torres se esconde el seductor! Eso revela el delito, ¡que lave la infamia o que muera!... Así, el amor de tu padre, te será concedido. LEONOR: ¡Sí, sobre aquellas altas torres dejad que resuene mi voz! Arrojaremos sobre el altar horror y escarnio al perjuro... Juro volver a ser digna del amor de mi padre. OBERTO: Si estás arrepentida, recibe mi abrazo como garantía del perdón que te he prometido. ¡Mas si prefieres la infamia a la vida, esto será lo último que obtendrás de mí! LEONOR: Reconfortada por los brazos de mi padre, ahora me siento más fuerte; si prefiero la infamia a la vida, que sea esto lo último que obtengo de vos. (salen hacia Bassano) |
Scena Quinta (Magnifica sala nel palazzo di Ezzelino.) (Cuniza e coro di damigelle) CORO: Fidanzata avventurosa, vieni a noi col tuo fedel! Sembri l'alba che di rosa pinge, adorna e schiara il ciel. Qual d'Eugania sulle spalle nivea falda, hai puro il cor; a te il giglio della valle cede il vanto nel candor. E' del cielo il tuo bel viso un'immagine quaggiù; sul tuo labbro sta il sorriso, e nel core la virtù. Scena Sesta (Cuniza, Riccardo, Imelda, Coro) CUNIZA: Basta, basta, o fedeli! In questo giorno del vostro amor novelle prove io vedo! Ve ne compensi il ciel! Ite, fra poco a me vi chiamerò. (Partono coro) RICCARDO: Cuniza, ah, parmi che in sì bel giorno un velo copra tua vaga fronte. CUNIZA: Ah, invan lo celo! Il pensier d'un amore felice sembra un sogno, mio bene, per me! Ma spiegar quanto il core mi dice Questa gioia che il petto m'inonda, è commista a un arcana timor, e mi par che una voce profonda lamentosa mi suoni nel cor. RICCARDO: Nuovo di per te splenda sereno, ah, distruggi ogni vano timor! Una voce ti sorga nel seno che ti parli di gioia e d'amor! Presso all'aria un'imagin funesta non recare in tal giorno con te; se una triste memoria ti resta, fia sorgente d'affanno per me. CUNIZA: Ah, perdona! RICCARDO: Consoli un sorriso chi tuo sposo in brev'ora sarà. Fra il timore e la speme diviso questo core spiegarsi non sa! CUNIZA: Pari a un sogno che non dura sono, il credi, i dubbi miei. RICCARDO: Ti rinfranca, t'assicura, senza te morir vorrei!.. Questa mano omai ritorni la tua gloria, la tua calma; un sol core, una sol' alma or di noi si formerà. Scorreranno i nostri giorni come limpido ruscello, finchè morte dall'avello nostre salme chiederà. (Partono) Scena Settima (Imelda, Leonora) IMELDA: Alta cagione adunque nel castello ti guida? LEONORA: E tal che assai la suora d'Ezzelino interesse ne avrà. IMELDA: Fa cor, straniera! Attendi in questo loco. Verrà la principessa a te fra poco. (Parte) Scena Ottava (Leonora, indi Cuniza) LEONORA: Ah, perchè tanto in petto ora mi balzi, o cor?.. Il padre mio là celato m'ascolta!.. Il suo perdono meritarmi saprò…Dinanzi all'empio me non vegga tremante. M'assisti, o cielo, nel tremendo istante! CUNIZA: Bella straniera, che richiedi? LEONORA: Fama di tue virtudi al tuo cospetto or guida un'infelice. CUNIZA: Franco parla. LEONORA: Ebbene… D'un misero la figlia vedi dinanzi a te; d'Oberto forse il nome non t'è ignoto. CUNIZA: Ah! d'Oberto il nemico? LEONORA: S'omesso parla…In queste mura il piede meco egli reca. CUNIZA: Nel castello? Oh cielo! LEONORA: Ira lo spinse ad un partito estremo… Già ti sta presso… CUNIZA: Egli? LEONORA: Lo vedi! CUNIZA: (fra sé) Io tremo! |
Escena Quinta (Elegante sala del palacio de Ezzelino). (Cuniza y coro de doncellas). CORO: ¡Novia afortunada, acercaos a nosotras con vuestro fiel amor! Coloread el alba con tintes rosáceos y hacedla brillar. Vuestro corazón es tan puro como la nieve que cubre las colinas de Eugania. Los lirios de los valles se rinden al gozo de vuestro candor. Vuestro hermoso rostro es la imagen del cielo en este mundo. En vuestros labios está la sonrisa y en vuestro corazón la virtud. Escena Sexta (Cuniza, Ricardo, Imelda y coro) CUNIZA: ¡Basta, basta amigas! En este día veo de nuevo pruebas de vuestro amor. ¡Que el cielo os compense! Iros, dentro de poco os llamaré a mi presencia. (El coro se retira) RICARDO: Cuniza, ah, me parece que en este bello día un velo cubre vuestro encantador rostro. CUNIZA: ¡Ah, en vano lo oculto! ¡Pensar en un amor feliz me parece un hermoso sueño! Busco en vano explicar lo que mi corazón me dice: ¡no es posible! Esta alegría que el pecho me inunda, está mezclada con un extraño temor, y me parece que una voz profunda y lastimera resuena en mi corazón. RICARDO: Que el nuevo día os traiga la tranquilidad. ¡Ah, alejad de vos todo vano temor! ¡Dejad que una voz que os habla de gozo y amor crezca en vuestro pecho! En un día como este no traigáis con vos una lóbrega imagen al altar pues si un triste recuerdo en vos permanece, será una fuente de preocupación para mí. CUNIZA: ¡Ah, disculpad! RICARDO: Permitid que una sonrisa consuele a quien muy pronto será vuestro esposo. ¡Dividido entre el miedo y la esperanza, este corazón no puede tranquilizarse! CUNIZA: Mis dudas, creedme, son como un sueño interminable. RICARDO: Tened confianza, calmaos. ¡Sin vos desearía morir! En adelante permitid a esta mano restituir vuestra alegría y vuestra calma, un solo corazón, una sola alma de nosotros se formará. Nuestros días transcurrirán como un límpido arroyo hasta que la muerte, desde la tumba, reclame nuestros cuerpos. (sale) Escena Séptima (Imelda, Leonor) IMELDA: ¿Cuál es la causa tan urgente que os ha conducido hasta este castillo? LEONOR: Una razón que es de suma importancia para la hermana de Ezzelino. IMELDA: ¡Un momento, forastera! Esperad aquí. La princesa no tardará en llegar. (Se retira) Escena Octava (Leonor, luego Cuniza y los demás). LEONOR: Ah, ¿por qué palpita tanto el corazón en mi pecho? Mi padre, escondido, me escucha... Su perdón debo obtener. No debe verme temblar frente al impío. ¡Dios, ayúdame en este terrible momento! CUNIZA: Bella forastera, ¿qué deseáis? LEONOR: La fama de vuestra virtud hizo venir a vuestra presencia a esta desdichada. CUNIZA: Hablad sin temor. LEONOR: Está bien... la hija de un afligido veis ante vos. Quizá el nombre de Oberto no os sea desconocido. CUNIZA: ¡Ah! ¿Oberto, nuestro enemigo? LEONOR: Hablad quedo...Él se encuentra aquí, conmigo, entre estos muros. CUNIZA: ¿En el castillo? ¡Oh cielos! LEONOR: La ira lo ha llevado al extremo... Él está cerca de vos... CUNIZA: ¿Él? LEONOR: ¡Lo veis! CUNIZA: (para sí) ¡Tiemblo! |
Scena Nona (Oberto e dette) OBERTO: Son io stesso! A te davanti! vedi, o donna, un infelice; se pietà sperar mi lice, io la spero dal tuo cor. D'aspro fato io son lo scherno, ma l'onor serbava illeso; or tradito, vilipeso m'è da un vile anco l'onor. CUNIZA: Ciel, che festi!.. A qual periglio I tuoi giorni, incauto, esponi? Che mi chiedi? Di', proponi, ove il possa lo farò. LEONORA: Tutto puoi, lo puoi tu sola! Ma il tuo cor sarà trafitto, se il colpevole e il delitto io fremendo svelerò. CUNIZA: (fra sé) Qual presagio il cor m'agghiaccia! (A Oberto) Parla dunque. OBERTO (Accennando a Leonora): A lei s'aspetta! a te poi la mia vendetta, od al brando affiderò. LEONORA: Mentì nome, mentì spoglie, i promise eterno amore; ebbe impero sul mio core, poi spergiuro mi tradì… Tutto, tutto, e pace e onore un indegno mi rapì. OBERTO: Altra donna! CUNIZA: Ciel!.. chi è dessa? Il suo nome? LEONORA: Sei tu stessa! OBERTO: Salinguerra è il traditor! CUNIZA: Ciel! Riccardo! Oh, quale orror! OBERTO: Su quella, fronte impressa la verità tu vedi. Se agli occhi tuoi non credi, credilo al mio furor. Ho d'Ezzelino infranta la dura legge, e meco in questa terra io reco un fido brando ancor. CUNIZA: Tempra gli acerbi detti, l'ira fervente acqueta; a perigliosa meta essa condur ti può. Scherno non sei tu sola d'un infelice affetto… Ma vendicarlo, o in petto spegnerlo, ben saprò. LEONORA: Oh generosa! Un ferro io ti piantai nel seno. A te l'indegno almeno tolto l'onor non ha. Ben tu potresti odiarlo… Ma disperata io sono! Io merto il tuo perdono, merto la tua pietà. CUNIZA: Quanto mi costi! LEONORA: Il credo. CUNIZA: Quanto ne soffro! OBERTO: Il so! CUNIZA: Sul ciglio mio… LEONORA: Lo vedo… Il pianto già spuntò. CUNIZA: Ma fia l'estremo, o misera, che bagna le mie gote. Ira il mio cor percote, sul traditor cadrà. OBERTO E LEONORA: Ah sì! L'estrema lagrima scorre sulle tue gote; l'ira che il cor percote sul traditor cadrà. (Cuniza conduce Oberto in una vicina stanza) Scena Decima (Riccardo, Imelda, cavalieri, dame e detti) CUNIZA: A me gli amici! (A Riccardo, additando Eleonora) Mira! RICCARDO: (fra sé) Io gelo! Avvampo d'ira! CUNIZA: Mirala! RICCARDO: Ebben!.. l'amai, spergiura la trovai. LEONORA: Ti conosco in questo istante: di te degna è l'empia accusa! Fui tradita, fui delusa, e insultata or sono ancor. TUTTI: (fra sé) Infelice! Nel sembiante ha lo strazio del dolor! OBERTO: Chi d'insultarla ardisce? LEONORA: (fra sé) Oh cielo! CUNIZA: (fra sé) Ei si tradisce! RICCARDO: (fra sé) Il padre! CUNIZA: (fra sé) Ah, troppo osò! TUTTI: Oberto! OBERTO: Sì, son io. TUTTI: Chi lo condusse? OBERTO: Un Dio i passi miei guidò. TUTTI: A quell'aspetto un fremito per ogni fibra io sento! Egli è scoperto, e spento sul patrio suol cadrà. OBERTO: A quell'aspetto un fremito in ogni fibra io sento! Io morirò, ma spento meco quel vil cadrà! Non basta una vittima a questo codardo e il padre e la figlia vilmente egli uccide, rapisce l'onore, insulta, deride… Oh stolto! Una spada so cingere ancor! RICCARDO: All'onta rispondere m'udresti, o vegliardo, se all'ira che m'agita la piena schiudessi; se in cor pietade di te non avessi, mostrarti il sentiero potrei dell'onor! LEONORA: Sentiero a te incognito è quel del gagliardo! L'onore non celasi ha sempre un sembiante. Oppressa, oltraggiata, tradita, a te innante mi vedi, o superbo, nè senti rossor? CUNIZA: Già l'alma pascevasi d'un giuro bugiardo, aprivasi ai guadii d'un tenero affetto! Ma vincer gl'inganni saprò del mio petto, in odio mutarsi già sento l'amor! IMELDA E CORO: Oh cielo, non toglierci l'amico tuo sguardo! Gli sdegni s'acquietino, e pace ne arrida! Se un cor fu spergiuro, se un'anima infida, quell'alma punisci, punisci quel cor! |
Escena Novena (Oberto y los demás) OBERTO: ¡Soy yo! Ante vos veis, oh Señora, a un desdichado. Si pudiera albergar esperanza la esperaría de vuestro corazón. Yo he sido escarnecido, y mi honor debo conservar ileso. CUNIZA: ¡Cielos! ¿Qué os han hecho? ¿Por qué arriesgáis así vuestra vida? ¿Qué deseáis? ¡Hablad! Si me es posible, os ayudaré. LEONOR: ¡Sólo vos puede arreglarlo todo! Mas vuestro corazón será lastimado si yo, temerosa, rebelo al culpable del delito. CUNIZA: (aparte) ¡Qué presentimiento paraliza mi corazón! (A Oberto) ¡Hablad, pues! OBERTO (señalando a Leonor): ¡Miradla! Vos o mi espada bastarán para mi venganza. LEONOR: Con un nombre y vestimenta falsos, él convenció a mi corazón y después, el pérfido me traicionó... Todo, todo, la paz y mi honor un indigno me robó. OBERTO: ¡Por otra mujer! CUNIZA: ¡Cielos! ¿Quién es ella? ¿Cuál es su nombre? LEONOR: ¡Vos misma! OBERTO: ¡Salinguerra es el traidor! CUNIZA: ¡Cielos! ¡Ricardo! ¡Oh, qué horror! OBERTO: Observad como la verdad está escrita en su rostro. Si vuestros ojos no lo creen, creedlo en mi furia. He violado la dura ley de Ezzelino y de buena fe mi espada me ha traído a estas tierras. CUNIZA: Mesurad vuestras amargas palabras que os pueden llevar a peligroso fin. Vos no sois la única víctima de una desdichada traición... Pero me vengaré, si es que en mi pecho logro apagar esta angustia. LEONOR: ¡Qué generosa sois a pesar que os he herido con una espada en el pecho! Al menos el indigno no mancilló también vuestro honor. Bien podríais odiarlo... ¡Estoy desesperada! Os pido perdón y clamo vuestra piedad. CUNIZA: ¡Estoy paralizada! LEONOR: Lo creo. CUNIZA: ¡Cuánto sufro! OBERTO: ¡Lo sé! CUNIZA: De mis ojos... LEONOR: Veo que... el llanto ha asomado. CUNIZA: Dejad, oh desdichada, al menos que lave mis mejillas. La ira que golpea mi corazón caerá sobre el traidor. OBERTO Y LEONOR: ¡Ah, sí! La última lágrima corre sobre vuestras mejillas. La ira que golpea vuestro corazón caerá sobre el traidor. (Oberto entra a una habitación contigua). Escena Décima (Ricardo, Imelda, caballeros y doncellas) CUNIZA: ¡Amigos, venid a mi presencia! (A Ricardo, señalando a Leonor) ¡Mirad! RICARDO: (para sí) ¡Me paralizo! ¡Ardo de ira! CUNIZA: ¡Miradla! RICARDO: ¡Muy bien!... Sí, la amé, pero ella me engañó. LEONOR: Ahora os conozco mejor: ¡El causante de la vileza habéis sido vos! Fui traicionada y engañada y ahora osáis calumniarme. TODOS: (para sí) ¡Desdichada! ¡Su semblante refleja todo el dolor! OBERTO: ¿Quién osa insultarla? LEONOR: (para sí) ¡Oh cielos! CUNIZA: (para sí) ¡Él se traiciona! RICARDO: (para sí) ¡Su padre! CUNIZA: (para sí) ¡Ah, a tanto osó! TODOS: ¡Oberto! OBERTO: ¡Sí, soy yo! TODOS: ¿Quién lo ha traído aquí? OBERTO: ¡Dios ha guiado mis pasos! TODOS: ¡Al verlo un escalofrío recorre todo mi ser! Ha sido descubierto y morirá en su tierra natal. OBERTO: ¡Al verlo un escalofrío recorre todo mi ser! ¡Moriré, pero ese infame también perecerá! No le basta una víctima a este cobarde, sino que es capaz de matar a un padre y a su hija. Vilmente mancilló su honor, la insulta... la hiere... ¡Oh furia! ¡Aún soy capaz de ceñir una espada! RICARDO: Podría responder a vuestra afrenta, anciano, si la ira que me agita no me detuviera. ¡Si mi corazón no tuviese piedad, os enseñaría el sendero del honor! LEONOR: ¡Vos no conocéis el sendero del honor! El honor no puede ocultarse, está siempre a la vista. Frente a vos me veis abatida, ultrajada, traicionada. Oh, soberbio, ¿no sentís vergüenza? CUNIZA: ¡Mi alma se llenó de falsos juramentos y se abrió a las alegrías de tiernos sentimientos! ¡Pero podré vencer la decepción que hay en mi pecho y sentir como el amor se tornar odio! IMELDA Y CORO: ¡Oh cielos! ¡No cambiéis vuestro amable semblante! ¡Calmad vuestra ira y dadnos paz! Si un corazón fue perjuro, si un alma fue infiel, ¡castigad esa alma, castigad ese corazón! |
ATTO SECONDO Scena Prima (Gabinetto della Principessa.) Coro di Damigelle, Cuniza, seduta, indi Imelda. CORO: (a sotto voce) Infelice! Nel core tradito ha tumulto di mesti pensier. Infelice! E d'amore all'invito affidava il suo giuro primier. IMELDA: A te Riccardo favellar desia. CUNIZA: Riccardo?... E che gli resta a proferire in sua discolpa? Un giorno dolce nel core mi scendea quel nome, qual rugiada che avviva i lassi fior nella stagione estiva. Oh, soavi memorie! Oh, caro affetto! Chi vi toglie al mio petto? Oh, chi torna l'ardente pensiero a´ bei sogni del tempo primiero! Ei nel volto, nell'alma era bello… Qui m'apparve…parlommi d'amor. Un suo sguardo, un suo dolce sorriso m'eran vita, gioir, paradiso! Come preci su gelido, avello ora invano mi scendono al cor. IMELDA: Dunque imponi. CUNIZA: Lo spergiuro a Leonora tornerò. IMELDA: E tu stessa? CUNIZA Al primo giuro io medesma il condurrò. Più che i vezzi e lo splendore, più che un plauso che delude, della splendida virtude può la voce sul mio cor. Della misera il dolore trovi asilo nel mio petto; amistà è santo affetto pari a quello dell'amor. CORO: Ah, sì grande e caro oggetto non meritava il traditor! Scena Seconda (Luogo remoto in vicinanza ai giardini del castello). (Coro di Cavalieri) CAVALIERI (I): Dov'è l'astro che nel cielo sorge fulgido col dì? CAVALIERI (II): Lo ricopre un mesto velo, quel bell'astro impallidì! CAVALIERI (I): E la gioia ed il sorriso che promise a noi l'amor? CAVALIERI (II): Tutto sparve d'improvviso come sogno mentitor! TUTTI: Si consoli la tradita che speranze non ha più; son compagne in questa vita la sventura e la virtù. (Si spendono.) Scena Terza (Oberto, indi Coro di Cavalieri) OBERTO: Ei tarda ancor! Forse mancato è il messo, o forse ei vile!.. Ah no! Nol credo. Alfine di vendetta appagar posso il desìo… Niun asil può sottrarlo al brando mio. L'orror del tradimento chiede dell'empio il sangue; il braccio mio non langue, fulmina il brando ancor. Pur cada il veglio spento, se in ciel così fu scritto; ma dell'altrui delitto nol gravi il disonor. CORO (di dentro): Oberto! Oberto! OBERTO: Qual lieto grido! Forse tradito mi ha il messo infido... CORO (in scena): Tu d'Ezzelino temer non dèi, vieni a Cuniza che ti salvò. OBERTO: Ite! fra poco sono da lei. (Parte il Coro) Salvo? Che importa! Vendetta io vo'. Ma tu, superbo giovane, me non vedrai fiaccato! All'uno o all'altro il fato reca l'estremo dì. S'udrà dal mio cadavere un grido uscir di guerra: "Oberto ai Salinguerra morendo maledì!" Scena Quarta (Riccardo e detto) OBERTO: Eccolo! è desso! Or son tranquillo. Inoltra, prode guerrier. Di tenere donzelle questo non è cimento. Tu vieni qui a morire, o a compir l'opra del tuo vile misfatto. Il ferro impugna, e ti difendi. RICCARDO: Un sol momento ancora, fervido vecchio. Ad inegual conflitto forse mi chiami…e lo rifiuto! OBERTO: Infame abbastanza tu sei! Fia la men vile questa dell'opre tue. RICCARDO: Frena l'oltraggio, all'insulto non scende un ver coraggio. OBERTO: Vili all'armi, a donne eroi io proclamo i Salinguerra! RICCARDO: Vili all'armi? Ah! Tu lo vuoi? Con l'acciar risponderò. (Snuda la spada) |
ACTO SEGUNDO Escena Primera (Cámara de la princesa). (doncellas, Cuniza sentada, Imelda.) CORO: (en voz baja) ¡Desdichada! Su corazón traicionado se ha llenado de pensamientos tristes. ¡Desdichada! Su primer voto de amor se ha roto. IMELDA: Ricardo desea hablar con vos. CUNIZA: ¿Ricardo? ¿Qué es lo que le queda? ¿Disculparse? Hace tiempo su nombre sonaba dulce en mi corazón, como rocío que revive las flores marchitas del verano. ¡Oh queridos recuerdos! ¡Dulce emoción! ¿Quién te sacará de mi pecho? ¡Quién me devolverá los pensamientos ardientes de los bellos sueños del pasado! Él poseía belleza en su rostro y en su alma él apareció…y me habló de amor. ¡Su mirada y su dulce sonrisa me daban la vida, la alegría y el paraíso! Como oraciones en una gélida tumba, ahora en vano mi corazón las busca. IMELDA: Como gustéis. CUNIZA: El traidor regresará con Leonor. IMELDA ¿Y vos? CUNIZA Yo misma lo conduciré a quien juró amor por vez primera. Las palabras nobles y francas tienen más valor para mi corazón que la pompa y el esplendor de los halagos engañosos. La pena de esa desventurada encontrará asilo en mi pecho; la amistad es un sagrado sentimiento semejante al del amor. CORO: ¡Ah, el traidor es indigno de una persona tan generosa! Escena Segunda (lugar cercano a los jardines del castillo). (Coro de caballeros) CABALLEROS (I): ¿Dónde está la estrella que apunta a la aurora y brilla en el cielo? CABALLEROS (II): ¡La cubre un triste velo que la hace palidecer! CABALLEROS (I): ¿Y la alegría y el placer que el amor nos prometió? CABALLEROS (II): ¡Todo se desvaneció, de pronto, como un falso sueño! TODOS: Consolaremos a la joven traicionada que ya no tiene esperanzas. En su vida la acompañarán la desventura y la virtud. (Se alejan.) Escena Tercera (Oberto, los demás y el coro de caballeros.) OBERTO: ¡Aún no llega! Quizá el mensajero no fue o se acobardó… ¡Oh, no! No lo creo. Al fin podré saciar mi sed de venganza… Ningún refugio lo salvará de mi espada. El horror de la traición reclama la sangre del impío; mis brazos no languidecen, mi espada aún hiere. Si en el cielo así está escrito, este viejo morirá; pero que no permita que la deshonra pese sobre él. CORO (dentro): ¡Oberto! ¡Oberto! OBERTO: ¡Qué alegre grito! Quizá el mensajero me ha traicionado… CORO (en escena): No temáis a Ezzelino, la propia Cuniza os ha salvado. OBERTO: ¡Iros! Dentro de poco la veré. (Se va el coro). ¿Salvado? ¡Qué importa! Me vengaré. ¡Pero vos soberbio joven, no me veréis derrotado! A uno o a otro nos llegará el último día. Se escuchará desde mi cadáver salir un grito de guerra: "¡Oberto, agonizante maldice la estirpe de los Salinguerra!" Escena Cuarta (Ricardo y los demás) OBERTO: ¡Helo aquí! Es él. Ahora estoy tranquilo. Pasad, valiente guerrero. Esta no es una pelea entre tiernas doncellas. Vos venís aquí a morir o a cometer vuestro vil delito. Empuñad la espada y defenderos. RICARDO: Esperad un momento, férvido anciano. Vos me retáis a un duelo desigual que yo rehúso. OBERTO: ¡Sois lo suficientemente cobarde! Quizá éste sea el último de tus viles actos. RICARDO: Detened vuestra furia, con insultos no dejáis ver vuestro verdadero valor. OBERTO: Digo que los Salinguerra son cobardes con las armas y héroes con las doncellas. RICARDO: ¿Cobardes con las armas? ¿Lo deseáis? Responderé con mi espada. (Desenvaina la espada). |
Scena Quinta (Cuniza, Leonora e detti) CUNIZA: Ferma! Ah, troppo in questa terra disonor tua man versò! RICCARDO: La vergogna ed il dispetto, ahi, combattono il mio seno! Il rimorso a quell'aspetto lacerando il cor mi va. Deh, spalancati, o terreno, e m'ascondi per pietà! LEONORA: (fra sé) Egli è infame, è traditore, ed ancora io l'amerei! Ah! L'incendio d'un amore chi mai spegnere potrà? Ma la morte or sceglierei, altra speme il cor non ha. CUNIZA: (fra sé) Sciagurato! E tanto ardiva mentre a me chiedea parola, e al ricorso il core apriva d'un'orribile viltà! (a Leonora) Infelice! Ti consola, al tuo seno ei tornerà. OBERTO: Ah, codardo! Al brando mio no, sfuggire non potrai! Pari al fulmine di Dio te dovunque ei coglierà. Nel tuo sangue laverai fin de' padri la viltà! CUNIZA (a Riccardo): Conte, lo vedi, orribile scena apprestati a noi. Io ti perdono!... Togliere a infamia ancor ti puoi. RICCARDO: Imponi! CUNIZA: A questa misera giura l'antico amor! LEONORA: (fra sé) Oh generosa! CUNIZA: Il gaudio brilli di nozze ancor. RICCARDO (a Cuniza a sottovoce) E tu l'imponi? OBERTO (a Riccardo a sottovoce): Fingere devi, se vil non sei! Poscia nel bosco attendimi RICCARDO (A Oberto a sottovoce): Verrò, per gli avi miei! CUNIZA: Riccardo! Ebben?.. RICCARDO (Offre la mano a Leonora): Rispondere può sol la man per me. LEONORA: Padre!…fia ver? CUNIZA: Sorridere, possa il Signore a te! LEONORA: Ah, Riccardo, se a misera amante tu ritorni pentito, sincero, come al tempo del giuro primiero tutto, tutto il mio cor ti darò! RICCARDO: (fra sé) Infelice! Sul vago sembiante parla amor, ed io pur l'ho tradita; infelice! L'onore m'invita dove ancora ferir ti dovrò! OBERTO: (fra sé) Oh, per poco nell'alma tremante vi frenate, o pensieri di sdegno! Ben nel sangue lavar dell'indegno l'onta infame al mio nome saprò. CUNIZA: (fra sé) Oh, potessi scordarmi l'istante che all'amore schiudeva il mio seno! Deh, sorrida alla misera almeno quella pace ch'io più non avrò! (Oberto entra nella selva, gli altri si allontanano per parte opposta) Scena Sesta (Coro di Cavalieri) CAVALIERI (I): Li vedeste. CAVALIERI (II): Ah sì! La mano si protesero i due Conti. CAVALIERI (I): Ed il core? CAVALIERI (II): Invano, invano! Stava l'ira sulle fronti. TUTTI: Ah, sventura! E dalla croce sol di pace Iddio parlò!, Fatto sordo a quella voce l'uom nel sangue s'allegrò! Ahi, sventura! E d'una terra sono entrambi lo splendor! Pace omai! Fraterna guerra Maledetta è dal Signor! (La musica esprime improvvisamente l'azione d'un duello) CAVALIERI (I): Oh qual rumor! CAVALIERI (II): Feroce cozzo è di nudi acciar. TUTTI: Oh, qual sospetto atroce! Si corra ad osservar! (Entrano nella selva) Scena Settima (Riccardo, colla spada alla mano, esce come inseguito da alcuno) RICCARDO: Ciel, che feci!.. di quel sangue ho macchiato il brando mio!.. Dove ascondere poss'io il delitto, il mio rossor? Ah, si fugga!.. (S'ode un gemito) Oh Dio!.. Chi langue?.. M'ingannai…sussurra il vento. (Altro gemito prolungato) Ah no!.. l'ultimo lamento è del misero che muor. (in atto di preghiera) Ciel pietoso, ciel clemente, se pregarti ancor mi lice, deh! Perdona a un infelice, tu mi salva per pietà! Oh rimorso! Del morente l'ombra ognor m'inseguirà. (S'allontana). |
Escena Quinta (Cuniza, Leonor y los demás) CUNIZA: ¡Deteneos! ¡Ah! ¡Vuestra mano ha traído demasiada deshonra a estas tierras! RICARDO: ¡La vergüenza y el desprecio ah, ya arden en mi pecho! El remordimiento comienza a lacerar mi corazón. ¡Ábrete, oh tierra, y sepúltame, por piedad! LEONOR: (para sí) ¡Él es un infame y un traidor, y sin embargo aún lo amo! ¡Ah! El incendio de un amor ¿qué lo podrá sofocar? Pero la muerte he escogido y en mi corazón ya no queda esperanza. CUNIZA: (para sí) ¡Canalla! ¡Aún se atreve a dirigirse a mí y mostrar su corazón lleno de vilezas! (a Leonor) ¡Desdichada! Consolaos, él regresará a vuestro regazo. OBERTO: ¡Ah, no! ¡Cobarde, no podréis escapar de mi espada! Como un rayo de Dios te fulminará a dondequiera que vayas. ¡Vuestra sangre lavará la vergüenza paterna! CUNIZA (a Ricardo): Ved, conde, una terrible escena habéis provocado. ¡Os perdono!... Aún podéis evitar la desgracia. RICARDO: ¡Decidme cómo! CUNIZA: Jurad que amaréis como la primera vez a esta pobre joven. LEONOR: (para sí) ¡Oh, generosa! CUNIZA: La alegría de la boda brilla aún. RICARDO (a Cuniza en voz baja) ¿Y vos lo aprobáis? OBERTO (a Ricardo en voz baja): ¡Si no sois cobarde, aceptaréis mi desafío! Esperadme más tarde en el bosque. RICARDO (A Oberto en voz baja): En nombre de mis ancestros ¡Ahí estaré! CUNIZA: ¿Y bien, Ricardo?... RICARDO (Ofrece la mano a Leonor): Mi mano responde por mí. LEONOR: ¡Padre!... ¿Es verdad? CUNIZA: ¡El Señor os ha sonreído! LEONOR: ¡Ah, Ricardo, si regresáis arrepentido y sincero, como alguna vez os juré, todo, todo mi corazón os daré! RICARDO: (para sí) ¡Desdichada! En su cándido rostro habla el amor y yo la he traicionado. ¡Desdichada! ¡El honor me obliga de nuevo a lastimarla! OBERTO: (para sí) ¡Oh, mi alma atormentada no puede reprimir los pensamientos de furia! Lavaré con su sangre impía la infamia que ha dado a mi nombre. CUNIZA: (para sí) ¡Oh, si pudiese olvidar aquel instante en que mi pecho se abrió al amor! ¡Oh, al menos que la paz que me fue arrebatada le sea devuelta a esta joven! (Oberto se interna en el bosque, los demás se alejan por el lado contrario). Escena Sexta (Coro de caballeros) CABALLEROS (I): ¿Los visteis? CABALLEROS (II): ¡Ah, sí! Los condes se dieron la mano. CABALLEROS (I): ¿Y sus corazones? CABALLEROS (II): ¡En vano! La ira estaba escrita en sus rostros. TODOS: ¡Ah, desventura! ¡Desde la Cruz, Dios habló de paz! ¡Sordo a aquella voz, el hombre en la sangre se deleitó! ¡Ah, desventura! ¡Y ambos son la gloria de la región! ¡Paz desde ahora! ¡El Señor maldice las disputas fratricidas! (De pronto la música nos informa que se está realizando un duelo). CABALLEROS (I): ¡Oh, qué se escucha! CABALLEROS (II): Es el feroz choque de los aceros. TODOS: ¡Qué atroz presentimiento! ¡Vayamos a ver! (Se internan en el bosque). Escena Séptima (Aparece Ricardo con la espada en la mano, como perseguido por alguien). RICARDO: ¡Cielos, que he hecho! ¡He manchado mi espada con su sangre! ¿Dónde podré esconder mi crimen y mi vergüenza? ¡Ah, debo huir!... (Se escucha un gemido) ¡Oh Dios! ¿Quién gime? Me equivoco…es el viento que murmura. (Se escucha otro gemido prolongado) ¡Ah no!... Es el último lamento del miserable que muere. (orando) Cielo piadoso, cielo clemente, si aún se me concede una plegaria, perdona a un infeliz, ¡sálvame por piedad! ¡Oh remordimiento! El espectro de ese hombre agonizante siempre me perseguirá. (Se aleja). |
Scena Ottava (Giunge affannata Cuniza con Imelda, indi Coro.) CUNIZA: Dove son?.. Il cerco invano! Qual presagio al cor mi piomba! Sento il gelo della tomba per le vene, in mezzo al cor. IMELDA: Alcun viene… CORO: L'han trovato! Nella selva ei giace esangue… CUNIZA: Cielo! CORO: Immerso nel suo sangue di Leonora è il genitor. Del duello sospettosa ella accorse a quelle piante, vide il colpo dell'amante, cadde oppressa dal dolor. CUNIZA: Ah crudeli! Oh, troppo veri miei presagi! Alla meschina mi guidate… CORO: S'avvicina! TUTTI: Oh, spettacolo d'orror! Scena Nona (Leonora è condotta in scena) CUNIZA: Vieni, o misera, cresciuta solo al pianto, alla sventura! Sul mio sen ti rassicura, no, mai più ti lascerò! CORO: Mercé trovi nel tuo cuore al dolore che provò. LEONORA: Tutto ho perduto! Tutto! Al colpo estremo mi volle il ciel presente. Misero padre mio! Padre, perdono!.. Non ei t'uccise…chi t'uccide io sono! CORO: Calma, calma il tuo dolore, stai nel seno all'amistà! LEONORA: Sciagurata! A questo lido Ricercai l'amante infido!.. Qui l'iniquo mi deluse… Qui l'obbrobrio…e l'empie accuse. Qui lo sguardo…Oh Dio!.. sostenni d'un offeso genitor! Ad ucciderlo qui venni colla man del seduttor. Scena Ultima (Viene un messo portatore d'una lettera alla Principessa e Detti.) CORO: Un messaggio a questa volta?.. Che mai vuole?.. che sarà? (Cuniza legge tremando, indi esclama) CUNIZA: I suoi voti, o cielo, ascolta: abbi ancor di lui pietà! (S'avvicina a Leonora e le dice sottovoce) Fugge Italia il Salinguerra, Cerca asilo in strania terra. Il perdono a te richiede; i suoi beni…la sua fede… Come ai dì del primo amore… LEONORA (prorompendo): Taci, oh Dio, non proseguir. Cela il foglio insanguinato che vergò quello spietato! Senza padre, maledetta, una cella a me s'aspetta! Veggo sangue in ogni loco… Ei m'abbruccia…è ardente foco! Il mio pianto, il mio dolore, deh, m'affrettino il morir! (cade fra le braccia delle Dame) CORO: Infelice! Un rio tormento già l'assale, e invade il core. Ella geme… il suo lamento Possa il cielo impietosir! Fine dell'Opera Appendice Altra Scena Nona e Duetto LEONORA Al padre io corro, al padre mio, deh! Cielo salva i suoi giorni. CUNIZA Un solo istante arresta. LEONORA Esser potria funesta ogni tardanza: Ei dal castello usciva caldo d'ira. Chi sa: forse il crudele M'uccide il padre. CUNIZA Non temere, io stessa Veglio sui passi di Riccardo. Meco favellar brama e mi richiese or dianzi per un servo parola. Intanto amica, Rispondi a me, che da un tuo solo accento Pender può la sua sorte in tal momento! Pria che scenda sull'indegno Implacabile il mio sdegno, Giura a me che l'empia taccia Tu non menti d'infedel. LEONORA Se un accento ho a te mentito Il mio cor ne fia punito, Mi fian chiuse le tue braccia Ogni ben mi nieghi il ciel. CUNIZA Vieni o misera, tu sei Infelice più di me. LEONORA Tutti, tutti i mali miei Donna grande io verso in te. CUNIZA E LEONORA Nel cangiar di sorte infida É pur dolce ad ogni cor Ritrovare chi divida Il contento ed il dolor. CUNIZA Vieni, vieni a questo petto Infelice, t'assicura: Mitigar può la sventura Chi é compagno nel dolor. LEONORA Generosa, un tanto affetto Mi consola e m'assicura: Mitigar la mia sventura Può soltanto il tuo bel cor. |
Escena Octava (Entra Cuniza agitada con Imelda y coro) CUNIZA: ¿Dónde están? ¡Los he buscado en vano! ¡Qué presentimiento oprime mi corazón! Siento un frío sepulcral en mi corazón y en mis venas. IMELDA: Alguien se aproxima… CORO: ¡Los hemos encontrado! Él yace inerte en el bosque… CUNIZA: ¡Oh Dios! CORO: Ensangrentado yace el padre de Leonor. Temiendo un duelo, ella corrió hacia el bosque, vio la herida hecha por su amado y cayó presa del dolor. CUNIZA: ¡Ah, hombre cruel! ¡Mis presentimientos eran ciertos! Traedme a la desdichada… CORO: Ella se acerca. TODOS: ¡Oh terrible visión! Escena Novena (Leonor es conducida a escena). CUNIZA: ¡Desdichada venid, vos que habéis sido destinada sólo al llanto y a la desventura! Apoyaos en mi regazo, ¡nunca más os dejaré! CORO: Vuestro corazón ha sabido ser piadoso ante el dolor que ella ha sufrido. LEONOR: ¡Todo he perdido!, ¡todo! El cielo desea que ante él me presente. ¡Padre desdichado! ¡Perdonadme, padre! ¡No fue él quien os mató, fui yo! CORO: Calmad, calmad vuestro dolor estáis entre amigos. LEONOR: ¡Desventurada! ¡En este lugar busqué a mi amado infiel! Aquí el inicuo me desilusionó… Padecí el oprobio y la impía acusación. Aquí veo…¡Oh Dios! La imagen de un padre ofendido. Aquí vine a matarlo por la mano de mi seductor. Escena Final (Entra un mensajero con una carta para la princesa). CORO: ¿Un mensaje en este momento? ¿Qué podrá ser? ¿De quién será? (Cuniza lee temblando y exclama) CUNIZA: ¡Oh cielos! Escuchad sus deseos, tened aún piedad de él: (a Leonor y en voz baja) Salinguerra ha huido de Italia y busca un refugio en el extranjero. Os pide perdón, os cede sus bienes, su palabra os empeña… Como en los primeros días de su amor… LEONOR (la interrumpe): ¡Oh, Dios! Callad, no prosigáis. Esconded esta carta ensangrentada escrita por ese despiadado. ¡Desdichada de mí! ¡Sin mi padre me espera la celda de un convento! Veo sangre por doquier… ¡Me quema con ardiente fuego! ¡El llanto y el dolor apresurarán mi muerte! (cae en los brazos de las doncellas). CORO: ¡Desdichada! Un cruel tormento invade su corazón. Ella llora… ¡Que sus lamentos le den la gracia divina! Fin de la Ópera Apéndice Alternativa Escena Novena y Dúo LEONOR ¡Corro hasta mi padre, hasta mi padre! ¡Ah! Que el cielo salve su vida. CUNIZA Deteneos un momento. LEONOR: Cualquier demora puede ser fatal salió del castillo lleno de ira. Quién sabe, tal vez el cruel mate a mi padre. CUNIZA No temáis, yo misma observo cada paso de Ricardo. Él desea hablar conmigo y ha mandado a un criado para que hablemos. Entretanto, amiga, responded, de vuestras palabras depende vuestro futuro.... Antes de que mi desdén implacable descienda sobre el indigno, ¡juradme que no mentisteis al decir que él os fue infiel! LEONOR Si una sola palabra fue mentira que mi corazón sea castigado por ello. Que vuestros brazos me rechacen, que me sea negado todo bien por el cielo. CUNIZA Venid, oh desdichada mujer, vos sois más infeliz que yo. LEONOR Todos, mis males, noble mujer, os los confío. CUNIZA Y LEONOR En el caprichoso camino de la suerte, es dulce para los corazones encontrar lo que divide a la felicidad y al dolor. CUNIZA Venid, venid a mi pecho, desdichada, os consolaré así podré mitigar vuestra desventura y acompañaros en el dolor LEONOR Generosa, tal afecto me consuela y me tranquiliza, vuestro corazón podrá mitigar mi desventura. |
Altra Cavatina di Cuniza, Atto Primo CUNIZA O fedeli! A me diletto Giunge il voto dell'affetto. D'innocenza i cari inganni E l'amor di madre amata, Tutto, ah! Tutto ne'prim'anni Fean quest'anima beata. Delle guance sulle rose Stava il gaudio del mio cor, ah! A quei giorni appien rispose Ora il palpito d'amor. CORO Fia cammin di tutte rose giusto premio al tuo bel cor. CUNIZA Ma ne'prim'anni un angelo Sta dei fanciulli accanto: Ei da quell'alme candide Fuga il dolore e il pianto. Deh! Mi ricopra ancora Del mistico suo velo, Se nuova età m'infiora Non m'abbandoni il ciel. CORO Nuova di gioia aurora A te prepara il ciel. Altro Recitativo e Duetto CUNIZA Basta, basta o fedeli! In questo giorno Del vostro amor novelle prove io vedo! Ve ne compensi il ciel! Ite, fra poco A me vi chiamerò. RICCARDO Sposa, l'indugio é grave a core amante. CUNIZA Amor, de' fidi miei per qualche istante Mi sottrasse a' tuoi sguardi: Or tutta sono per te. RICCARDO Cuniza! Ah, parmi Che in sì bel giorno un velo Copra tua vaga fronte. CUNIZA Ah, invan lo celo. Ah, Riccardo a mia ragione Fai tu forza ad ogni istante, A' miei dubbi ognor s'oppone Il poter del tuo sembiante: A te schiudeasi il mio core Voglio, voglio in te fidar. RICCARDO Oh, d'ingiusto e van sospetto Al mio core non far oltraggio, Mal s'ostenta un falso affetto, Han gli sguardi il lor linguaggio: Or che infiammassi d'amore Di' se possono ingannar. (fra sé) Ah, de' rimorsi miei Forse la nube appar, Invan l´ amor di lei, Si puote in sen frenar. CUNIZA Il suo verace affetto Sul nobil viso appar: Perché del mio sospetto Or lo degg'io turbar (a Riccardo) Pari a un sogno che non dura Sono, il credi, i dubbi miei. RICCARDO Ti rinfranca, t'assicura, Senza te morir vorrei! Tu del mio cor sei l´ arbitro, Sei tu la luce mia: Da nodo arcano e magico Io sono avvinto a te. Il ciel sembiante ad angelo Pietoso a te m'invia, Vieni annodiam quest'anime Là dell'altare al piè. |
Cavatina alternativa de Cuniza, Acto Primero CUNIZA ¡Fieles amigos míos! Vuestros votos de afecto me alegran. Los queridos recueros de la inocencia y el amor de una madre amada, todo, ¡ah! todo en mi infancia trajo felicidad a esta alma. Sobre mis mejillas rosadas resplandecía la alegría de mi corazón, ¡ah! Ahora el fervor del amor de aquellos días felices me ha llenado. CORO Que un camino pleno de rosas sea el justo premio a vuestro corazón bondadoso. CUNIZA Pero en aquellos primeros años, un ángel, permanecía cerca de los niños, cerca de aquellas almas cándidas que se desvanecen el llanto y el dolor. ¡Ah! Que me cubra ahora con sus sagradas alas, ahora que la juventud resplandece en mí no me abandonará el cielo. CORO El cielo os prepara una nueva aurora de alegría. Recitativo alternativo y dueto CUNIZA ¡Basta, basta amigos! En este día veo nuevas pruebas de vuestro amor ¡Que el cielo os compense! Iros, pronto os llamaré a mi presencia. RICARDO Esposa, la demora es dolorosa para un corazón amante. CUNIZA El amor de mis fieles amigos me ha sustraído por un instante de vuestra mirada. Ahora soy toda vuestra. RICARDO Cuniza, ah, me parece que en este bello día un velo cubre vuestro encantador rostro. CUNIZA: ¡Ah, en vano lo oculto! ¡Ah, Ricardo voz forzáis mi pensamiento a cada instante, el poder de vuestro dulce semblante se opone siempre a mis dudas. Mi corazón se abre a vos deseo, deseo confiar en vos. RICARDO ¡Oh! No insultéis mi corazón con un injusto y vano ultraje, un falso sentimiento. Parece tener un lenguaje propio ahora que se inunda de amor decidme si os puedo engañar. (para sí) Ah, tal vez ella nota mis remordimientos. Mi amor por ella puede en vano contenerse en mi pecho. CUNIZA (para sí) La sinceridad de sus sentimientos se muestran en su noble semblante. ¿Por qué lo debo turbar con mis sospechas? (a Ricardo) Mis dudas, creedme, son como un sueño interminable. RICARDO: Tened confianza, calmaos ¡Sin vos desearía morir! Vos sois el juez de mi corazón, vos sois mi luz. Estoy unido a vos por un arcano nudo mágico. El cielo, como un ángel compasivo, piadosamente os envía a mí, venid, unamos nuestras almas allí al pie del altar. |